viernes, 24 de junio de 2011

Zarandeo en Chile, carta n°1

Hago público este escrito, nuevamente, porque siento y creo que sigue siendo necesario y por lo mismo, contingente, además, estoy preparando una continuación actualizada en reflexiones, revelaciones e "información" recibida.




Viernes 9 de Julio, 2010.

Zarandeo en Chile


por Félix Torres Hevia
(las citas bíblicas son extraídas de la versión
La Biblia de Las Américas (LBLA), de lo contrario se indica)

Zarandear significa:

1. Zarandar

2. Agarrar a alguien por los hombros o los brazos moviéndolo con violencia

3. Ajetrear

Zarandar significa:

1. Limpiar el grano o la uva, pasándolos por la zaranda
2. Colar el dulce con la zaranda
3. Mover algo con prisa, ligereza y facilidad
4. Separar de lo común, lo especial y más precioso


“Porque he aquí, yo daré un mandato, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones como se zarandea el grano en la criba, sin que caiga ni un grano en tierra” Amos 9:9.

A mis hermanos de la iglesia en Chile, en especial a mis hermanos del Ministerio Familia Con Propósito, la paz del Señor sea con ustedes.

Episodios difíciles está por vivir la nación chilena, siendo afectados todos, sin excepción, y en cualquier aspecto de sus vidas, todos al unísono. El Señor ha insistido en sus últimas profecías que permanezcamos en la paz de Cristo, ¿Por qué habría de insistir en permanecer en esta paz? Porque como lo hizo con el profeta Ezequiel, el mensaje que entregará Dios a la nación no amerita lamentarnos como si ignoráramos los porqué de la prueba, con ojos carnales contemplando la realidad, sino permanecer rectos en el celo y fidelidad a los preceptos de Dios, primero sujeto a Sus sentimientos, y a la manifestación de su justicia. Momentos para que el corazón sea contrito por el dolor nos son solicitados en la oración intercesora, que debemos realizar a puertas cerradas con la congregación o en privado. La paz permanecerá en nosotros, en tanto tengamos la firmeza del convencimiento de la revelada Voluntad de Dios, y básicamente en nuestro ser, tener claro, en nuestra madurez, entendimiento y amor, lo que el deber y el llamado nos demanda HOY. Sabiendo además, que esta PAZ que atesoramos en nuestro interior, es una actitud ACTIVA, de alerta y prudencia.

Como muchos se han enterado, es muy probable, que el Señor derrame su segunda copa de juicio sobre Chile, esto sucedería, considerándolo de forma amplia, antes de la llegada de la primavera. Algunas fuentes científicas corroboran que esto es posible, quizá no con la prontitud que indican las profecías, pero sí en mayor magnitud que lo acontecido en Febrero de éste año. De cumplirse esto, alrededor de la quincena de Julio, o en Agosto, o en tres meses más o en cinco años, lo que debemos tener claro, es que el juicio de Dios está demandando la inspección de nuestros corazones y el despertar de nuestra iglesia. Como dijo una autoridad eclesial de nuestro país, o nos volvemos de nuestros pecados y hallamos el avivamiento anhelado, o permanecemos como estamos y encontraremos el Juicio.

La unión de la iglesia, no la demanda Dios de forma institucional, ni por medios diplomáticos humanos, esta unión se dará, como en la visión de los huesos secos de Ezequiel, por medio del actuar del Espíritu Santo. Lo nuestro es permanecer: conmovidos en amor, cubriéndonos de humildad y moviéndonos con autoridad, no siendo tropiezo ni sembrando la división entre los distintos llamados que han sido esparcidos en la iglesia de Dios, y que esa autoridad en la que debemos permanecer y que está buscando Dios otorgar, se fundamente en el sometimiento, la madurez, la sensibilidad espiritual y en todo esto, la santidad. Es por lo cual Dios nos llama la atención, y según indican las revelaciones proféticas para nuestro país, evalúa de forma reprobatoria la actual condición de la iglesia en general.

“Porque he aquí, yo daré un mandato, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones como se zarandea el grano en la criba, sin que caiga ni un grano en tierra. A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: ‘No nos alcanzará ni se nos acercará la desgracia”
Amos 9:9-10.

Se cortará el pecado de muchos a espada: por la Palabra, por la verdad que el Espíritu revelará en amor o en disciplina para indicarnos cuáles son las hipocresías que el Padre nos nota, cuáles son los formalismos de los que está hastiado. Son este tipo de juicios los que gran parte de la iglesia ha rechazado de forma rebelde por lo cual Dios ha decidido lo que sucedió y sucederá en la nación porque como sabemos el juicio comienza por casa.

“(21)Aborrezco, desprecio vuestras fiestas [NVI: fiestas religiosas],
tampoco me agradan vuestras asambleas solemnes [NVI: cultos solemnes].
(24) Pero corra el juicio [NVI: el derecho] como las aguas
y la justicia como una corriente inagotable.”

Le dice Dios a la iglesia que se jacta de próspera encubriendo sus pecados “¿Les debo algo por su prosperidad? ¡Cuándo ustedes me lo deben todo!”

“(25) ¿Acaso me ofrecisteis sacrificios y ofrendas de cereal por cuarenta años en el desierto, oh casa de Israel?”
Amós 5:21,24-25

Estábamos desnudos, en perdición, y fuimos llamados, juramentamos y nos movimos, fuimos al desierto y se nos dio el oro, el maná, el calor en la noche y la sombra en el día, y la iglesia “creciendo”, ¿qué logró?

El zarandeo es una amonestación pero también una urgencia en determinar cuál es la iglesia del Señor y así buscar el que

“…no seamos niños, SACUDIDOS por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error.”
Efesios 4: 14 (el énfasis es mío)

Se nos halló en tibieza, negociando con el mundo permitiendo que otros suplantaran la voz Divina.

Así las catástrofes son una prueba para demostrar lo que realmente somos, y no somos quitados de ella, porque estamos siendo llamados a manifestar testimonio.

“Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado [de la angustia, de la aflicción, del examen del corazón, de la humillación, de la confrontación], fortalece a tus hermanos”
Lucas 22:31-32.

El zarandeo es la acción de colocar el trigo recién recogido y hacerlo saltar en una bandeja de rejilla de tal forma que los saltos separen la paja del trigo, quedando en la bandeja solamente el grano que es útil.

NO SE PUEDE RESTAURAR ALGO QUE NO HA SIDO ROTO.

Nuestro deber es con nuestras plegarias, corazón contrito, nuestra intercesión por la nación el acercarnos al corazón de nuestro Padre y junto con los gemidos que ascienden desde la tierra y profiere el Espíritu, conmocionar los cielos para que así nuestro Dios conmocione la tierra.

“Su voz hizo temblar entonces la tierra, pero ahora ÉL ha prometido, diciendo: AUN UNA VEZ MÁS, YO HARÉ TEMBLAR NO SÓLO LA TIERRA, SINO TAMBIÉN EL CIELO. Y esta expresión: Aun, una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como las cosas creadas, a fin de que permanezcan las cosas que son inconmovibles”
Hebreos 12:26-27.

Un sismo, entendido figurativa como literalmente (y tristemente ya sabemos que puede ser literal), no sólo conmociona a la sociedad, sino que confronta toda altivez, todo ídolo, toda necedad, y desnuda, fractura o derrumba los muros de argumentos erigidos contra el amor, justicia y principios divinos, y hace notar lo que realmente estuvo firme, tanto lo fiel como lo que persistirá en su mal, incólume como el corazón de Faraón reteniendo a los hebreos. Nos lleva a los extremos posibles de las reacciones de los corazones: resentimiento, declaraciones de necedad, caer en la desesperación, en resumen, endurecerse, afligirse, o actuar sin mas gran proyecto que sólo levantarse, sin rumbo, ó, permanecer en pie, fieles, glorificando al Señor, actuando movidos por un “corazón de carne” y no “de piedra”.

Dios quiere hacernos ver, que aunque traiga juicio a la terca y necia tierra de Chile, está buscando exaltar a su verdadero pueblo, que los que queden firmes, sin azorarse con el caos de la ceguera del mundo, podamos mover al mundo, a todos los posibles, y sobre todo, A LA MISMA IGLESIA ADORMECIDA, a despertar, sino, y que el pueblo nos conozca como los portavoces del mensaje del Todopoderoso. Elí descansaba en su cama, ya anciano, corrompido por la ligereza en que permitió se degradara su ministerio, su rol de mayordomo, de sacerdote de la casa del Señor, mientras que unas habitaciones más allá, Dios decidía elegir al apartado (santificado) joven Samuel, en medio de la noche, para usarlo para sus Altos propósitos. Dice la historia, que desde el momento en que Samuel se entregó a la voluntad de Dios, fue siendo reconocido desde su temprana edad POR EL PUEBLO, COMO EL PROFETA DE DIOS. Permaneció con él aunque “la presencia de Dios”, el arca, fue robada, muriendo el sacerdote Elí de la impresión al caerse de su silla y desnucarse. SOLO HAY POCAS Y REDUCIDAS OPCIONES PARA CON CHILE SI LOS SACERDOTES DEL PAIS NO ACTUAN POR LOS LLAMADOS DE ATENCIÓN QUE TRAE DIOS A NUESTRO PAIS. El zarandeo, el remezón que trae Dios a Chile, por 2da vez, TIENEN que dejarnos en claro, incluso en su mero anuncio, advertencia, amenaza, lo que debemos considerar sólo paja en nuestras vidas, y dónde está el precioso y valioso trigo, la semilla, lo que verdaderamente nos dará fruto. Por eso las profecías insisten, que ya no es hora, lamentablemente, de clamarle al país, a las cúpulas de la Iglesia, a los líderes y feligreses que no han querido ser corregidos, que se retracten, sino que es hora que los que han escuchado al Espíritu, se entreguen a oración y alabanza, tal cual el Espíritu nos demande y mueva a desatarla.

EN MEDIO DE LA LLUVIA, EN MEDIO LAS SACUDIDAS, SE VERÁ CUAL FUNDAMENTO ESTÁ ASENTADO SOBRE LA ROCA QUE ES JESUCRISTO, Y CUAL NO.

Dios dirá en su juicio “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos” (Isaías 55:3), pero si nos acercamos a su corazón, si nos duele lo que Le duele, si comenzamos a amar lo que Él ama, si derramamos la copa de nuestro ser, de nuestras cargas, a sus pies, para que nos llene del vino de su gozo, con Su fuente de aguas de vida, frescas con las que nos reanima, cálidas con las que nos limpia, con su preciosa sangre con la que nos redime y congracia, y con el aceite de su gloria con la que es coronado, entonces, nos preguntamos “si no estoy a la altura de tus pensamientos, ¿qué puedes decirme de lo que Piensas?” y nos dirá “Yo sé los planes que tengo para vosotros, (…) planes de bienestar y no de calamidad, para daros futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). ¿Vendrá calamidad a Chile? Sí, lamentablemente, es muy probable y más pronto de lo que querríamos, pero, la pregunta tendría que ser ¿en qué me debe hallar Dios cuando traiga su juicio? ¿Qué quiere Dios que haga? Y seguro que necesita que hagamos todo lo que el país seguirá necesitando, esta vez, con otra disposición. Veremos más claramente cuál es la disposición de los corazones.

La nación, sacudida de sus juergas y necedades, será entregada a lo que descuidaron con toda esa actitud, invitados a recapacitar por un medio tan severo y disciplinario, que si el pueblo de Dios hubiera cumplido con las demandas divinas comunicadas por sus profetas, no tendría que pasar.

“y su aliento como un torrente desbordado que llega hasta el cuello, para zarandear a las naciones en una zaranda de destrucción, y poner la brida que conduce a la ruina en las mandíbulas de los pueblos”.
Isaías 30:28

Dios hoy en oración me llevó a este pasaje:

Nehemías 3:6:
[LBLA]
La puerta Vieja la repararon Joiada, hijo de Paseah, y Mesulam, hijo de Besodías; colocaron sus vigas y asentaron sus hojas con sus cerrojos y sus barras.

[RV]
Y la puerta Vieja restauraron Joiada hijo de Pasea, y Mesullam hijo de Besodías: ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.

En medio de la necesaria reconstrucción de los muros, de lo que delimitará notoriamente la iglesia y el mundo, la calle profana o la intimidad del templo, se necesitará quienes se encarguen de establecer los pilares, las columnas inamovibles, las convicciones, las promesas y doctrinas a resguardar, LA PALABRA, y cuidar de las puertas que se pondrán, el paso entre la perdición o la redención, LA GRACIA, el amor, ese amor que da la oportunidad, que abre la puerta del redil, que da la bienvenida, que instruye al que entra en cómo permanecer guarecido en la presencia del Señor. Permanecer en Verdad y Amor.


RESTITUYE LOS MUROS DE MI SANTA CIUDAD
RESTAURA LAS PUERTAS DE MIS MUROS.



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