lunes, 2 de febrero de 2015

Retorno y lugar

Retorno y lugar. 

Por Félix Alejandro T. H.


¿Estabas allí cuando tracé el sendero del relámpago?
Sí, estuve allí, estaba acurrucado en Tu corazón
cuando sonó tu relámpago
me asusté tanto que me escondí
en lo profundo de Tu corazón
perdí la conciencia de tan profundo que fui
y al despertar estaba aquí
había nacido y Tú no estabas
o estabas pero de otra forma
no lo sabía, había ido tan profundo

y entonces lloré

y me aferré a lo primero que encontré
y allí estaba una mujer
que había pasado la noche sola, en la maternidad del hospital
sin sábanas y con frío
y a la mañana me sacaron de su vientre
y su esposo estaba lejos, muy lejos
en medio del desierto, fusil en mano.

Te escuché tantas veces venir
Pero no lograba reconocerte
“¿Dónde estás?” preguntabas
Y yo tenía miedo y me escondí
- tanto había olvidado de Ti
al irme tan profundo -

me sentí desnudo, solo, sin entender dolores
y me preguntaste ¿Quién te dijo que estabas desnudo?

No lo sé, pero tenía escalofríos
y me quedaba dormido escuchando el mar
en aquella playa que Tú pusiste por límite
para así no ahogarnos todos

me dormía con miedo y tristeza

Me fui poniendo armaduras tropiezos y ensayos
veía brillar gemas en los interiores de mi pánico
la angustia era rabia y era traición
un falso Edén marchito
creía que era Tu jardín que habías abandonado
adornada mi fiebre con piedras preciosas
y me fabriqué alas con tantos susurros y secretos dejados
en las fisuras de las murallas que me vieron vagar
no me di cuenta
que tenía acceso a tu Monte Santo
que me ungiste guardián pero era burlado por crueles fantasmas
y que caminaba entre piedras de fuego

entonces fui derribado por un misil de soledad

mis amigos se horrorizaban al verme
asfixiándome y desafiando con furia Tu ausencia

en viaje parabólico
caí del cielo como uno de Tus rayos
y en el cráter de la tierra mascada
tomaste mi mano y yo aún aturdido
te seguí
creyendo que eras una joven que me amaba

me acorralaste y me pusiste frente a Tu monte
quería arrodillarme pero me sostuviste en pie
sentí Tu pecho de terremotos
Tu palabra vibrar bajo mis pies.

Con tantas preguntas desperté
y lo que vi fueron Tus pies suspendidos
no
clavados, más arriba de mi cabeza

yo que Te vi pasearte entre la niebla
y torbellinos de la materia chispeante
Tus labios pronunciaron la Primavera
y el Invierno, la orilla de la playa y la caricia de mi amada

Tu que hiciste todo, estabas allí, solo y sangrando

Y yo bajo Tus pies.

Al estar ante Tu cruz
Tengo de frente Tus benditos pies

Y duele la madera
duele el cielo
duele el clavo
duele Tu amor

¿Qué has hecho?
¿por qué estás allí?
No entiendo.

Me habías preguntado que
Dónde estaba yo cuando
pusiste los cimientos de la Tierra

y Te respondo:
estaba aquí mismo
bajo de Tus pies que ahora beso
estaba aquí en la oscuridad
estaba en lo potencial
estaba bajo Tu vuelo
con el que envolviste el lienzo negro de mi origen

yo era polvo en los senderos de la Creación
yo estaba bajo Tu caminar
mientras pronunciabas astros paisajes y animales

yo estaba aquí
ínfimo y mineral
esperando pronunciaras mi nombre

Tu saliva ungió el polvo
y abriste mis ojos
Llamaste a mi nombre y me sacaste del Olvido
y vuelvo a estar aquí
para limpiar con mis lágrimas
Tus pies clavados

Benditos los pies del que trae la noticia
de que podemos volver.  

Me preguntaste
¿Quién decidió las dimensiones de todo esto
y extendió la cinta de medir?  
Fuiste Tú, bendito mío,
Tu tejiste este inmenso nido
y me empollaste
dentro de una cáscara de Tiempo

y agradezco que me crearas así de pequeño
que yo quepa en el hueco de Tu mano
que pueda sumergirme en la profundidad de Tu regazo
que puedas mirarme siempre niño

porque así pequeño
mi recorrido en Ti se hace inmenso
y este estrecharnos se hace eterno

y porque entre más pequeño y humilde me hago
más infinito es Tu amor

Y si miro a esta inmensidad
si miro entre los árboles que conforman el bosque de los días
si salgo del escondite de un Edén disimulado
si el arcángel y sus espada me dan el salvo conducto

si miro a la profundidad del océano
si palpo los hilos que suspenden los planetas

si voy al surco de mis huellas
si me paseo por la cabellera de mi amada

si cierro los ojos ante el Sol
si me pilla la Luna nueva en pleno camino

si extiendo la medición
si espero en un silencio

si veo el reverso de los alaridos
si dejo que la risa estalle

¿cuál la anchura, la altura, el largo
y la profundidad de Tu amor?

Todo lo que caminaste hasta acá
Todo lo que santificaron Tus pies desde el pesebre al calvario
Toda la fórmula que hizo del infinito un pequeño bebé
Todo el sabio camino de tu oscura tumba a la más blanca altura

Miro las esquinas
miro la orilla de lo que nace
miro la hondura de lo que se va

¿qué podrá separarme de Tu amor
si aún cuando te olvidé no me olvidaste?

¿qué me puede desatar de tu frente y de tu mano
si ni yo puedo borrar el nombre que me diste antes de dejarme aquí?

Cuantas veces frente a la mar
cuantas veces frente al nocturno desierto
cuantas veces desde una ventana en las alturas de la ciudad
cuantas veces sobre una roca en el lecho del río
cuantas veces al alba
cuantas veces al quebrarme
cuantas veces pregunté por Ti
cuantas veces me miraste y no te veía

Una y otra vez compareceré ante Tu cruz
una y otra vez se hace menos el tiempo
en que se abran los ojos
y sepamos cuan inmenso amor
nos ha dado el Padre
de traernos de nuevo a Su regazo.





Santiago de Chile, Enero 2015.


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