martes, 31 de mayo de 2016

Kintsukuroi y éstas frágiles vasijas de barro




«Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo.
«Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos.»
2 Corintios 4:6-7 ntv.

"Kintsukuroi" es el técnica de soldar piezas de cerámica con resina recubierta con polvos de metales nobles como el oro o la plata. Su significado literal es "reparación de oro". El oro es a veces símbolo de la Luz. Detrás de la técnica está también la filosofía estética llamada Wabi-Sabi. Esto le da un valor agregado a la pieza de cerámica, la destaca como pieza única, y tras de ello, la idea de que la imperfección es parte de la belleza. Que la historia del objeto la hace bella, particular, única. 
Para algunos esto también tiene relación con la resiliencia, concepto que se define como «capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas».

A veces tenemos una idea errada de la "plenitud" en Cristo, y de la santidad. La santidad no te exime de fracasar, si entendemos fracaso como una experiencia de vida con resultados adversos a los anhelados. O que la santidad y la plenitud en Cristo no exime de las asperezas, los momentos en que remuerde la incertidumbre, la espera, incluso, los silencios divinos. Su aparente ausencia.

Distorcionamos así nuestro caminar con Cristo con una imagen exitista o de una falsa epifanía constante. Así la vida se reduce a esas "pausas entre los días de culto". Si te congregas los domingos, parece que la vida es ese lapso entre domingos. O de encerrarse en la intimidad en búsqueda de Dios, y de los asomos sublimes de la dimensión de lo Eterno. Pero estamos en el Tiempo.

El Tiempo como consecución de ciclos, periodos, procesos. Siempre estaremos en el Tiempo. Sólo que somos traductores de lo Eterno a las dimensiones "menores" o simplemente... diferentes. Dios cuando creo estas dimensiones, se complació en ello. A Dios le complace el Tiempo, es parte de Su creación. 
Pero por qué estas vivencias, por qué la tensión de los días con sus contrariedades? 

Lo rústico y precario, lo modesto y lo natural, son características de la estética del Wabi-Sabi. Busca que en la simpleza, los objetos sean valorados por su historia. La nobleza de su utilidad. La jarra que notoriamente ha sido manoseada para beber de ella por décadas, debe su belleza justamente a ello.
¿No es acaso esa vulnerabilidad, que es registrada en el oscilar natural de nuestras sensaciones e inspiraciones lo que va dando notas diferentes a nuestra vida? a nuestro "pasar"?

El cuerpo de Cristo llevará por siempre las cicatrices que le dejó el Amor.

Tomás se acerca y nota que es real esa persona que está allí de pie. ¿Te sería fácil aceptar que esa persona que viste ser martirizada terriblemente, ahora está allí de pie? ¿Has visto a una persona resucitada alguna vez? Puede ser que algunos de los que leen sean de esos afortunados testigos del milagro. Pero la mayoría no. Lo que sí sé es que el que escribe y seguro que el que lee esto, es un sobreviviente. Un vaso hermoso para la Gracia. Esa historia que puedes contar y que estás contando CADA DÍA, es parte de un milagro constante en el que la resurrección se manifiesta en pequeñas y maravillosas dosis como anticipo y muestra de una redención TOTAL y universal que esperamos y creemos. MARANATA!

«Los milagros sirven de señales que apuntan hacia el futuro. (...) las buenas nuevas de la resurrección de Jesús al final de los Evangelios, son anticipos de las buenas nuevas descritas al final de Apocalipsis. No nos podemos atrever a perder de vista el mundo que Dios quiere». (Philip Yancey)

La marca de la obra de Dios es testimonio indeleble, de "primera mano", de Su involucramiento en nuestras vidas. Él intervino porque amó primero. Su poder acosa a los poderes de la oscuridad, dejando marcas de su actuar como sello de una victoria progresiva narrada en nuestras vidas, hasta aquél "futuro de Dios", escatológico, futuro, radical y triunfal. No es un documento, el que deja constancia de ese actuar de Amor, no es tampoco un monumento, es mi vida misma. Vida que no está exenta de momentos de crisis, pero es que esas crisis son la misma muestra de poderes que se oponen y donde una va ganando terreno día a día, de gloria en gloria, hasta completar un día la obra.

«Al creyente el peligro le acecha no sólo en el abierto proceso del mundo; el creyente está en medio del peligro, porque él mismo es un peligro para el peligro» (Jürgen Moltmann).

En un seminario, hace unos días, una guionista contaba que ella se preguntaba que por qué ella había sido formada por Dios para que tuviera esa inclinación por las historias. Decía que llegó a la idea de que si a Dios no le importaran los detalles, los desarrollos, los procesos, finalmente, las historias, por ejemplo, no le hubiera importado diseñar un tabernáculo como el que diseñó, "hubiera bastado cualquier casucha, si finalmente es Su presencia la que importa, no?... o no?" - efectivamente, no, Él eligió narrarse a sí mismo delante de los hombres, en muchos detalles del diseño, para mostrar rasgos de Su eternidad. A Dios sí le gustan las historias. 

Ahora pienso, sino fuera así, nuestra Biblia sería sólo un compilado de sentencias morales y filosóficas, de frases crípticas con aspiraciones a mero misticismo. Pero ahí están narradas las historias, incluso, de muchos "héroes de la fe", con sus errores y aciertos, con sus luchas, dolores e incluso desiluciones. Pero que por la fe se aferraron en lo más hondo de ellos en confiar en Dios, a veces incluso sin ver nada más que de lejos la promesa. Y allí hubo uno que fue herido más que todos, Cristo.

«Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos». Que amable Jesús. Él es el más hermoso kintsukuroi. Pero nos adelantamos con nuestra arrogante distancia temporal, y vemos a Tomás como un "incrédulo", pero, ¿alguna vez te ha costado creer o siquiera, ver, algo que Dios mismo está poniendo frente tuyo? ¿Es posible que un milagro tan enorme no sólo esté frente mío sino que quiera ser parte de mi? ¿Es verdad que aquello que seguí por tanto tiempo y creí muerto, está acá, conmigo, resucitado, con sus cicatrices y todo, que la Vida sigue, que hay esperanza? Sí, es posible, de hecho, ven y toca las marcas, las marcas muestran que a pesar de estas graves heridas que fueron, la Vida sigue. Sé que lo necesitas, sé que tu fe lo necesita, todos tienen un momento de flaqueza, pero ven y toca, haz patente con tu propia experiencia que esto es posible, sé que esta experiencia te marcará para siempre.

... Es que esa experiencia nos marcó a todos. La redención manifestada real, por todos los medios en que Dios lo quiso hacer presente en nuestras historias, nos marcaron para siempre. Cuesta siquiera entender por qué tú, por qué así, pero algo no podrás negar jamás: es Dios, en persona. "... Está aquí, tan cierto como el aire que respiro".

Las marcas no son sólo muestra del respaldo de la Gracia y poder del Amor, de Dios, apoyando a un frágil ser humano. Es también la intensión Suya, que Ama Primero, de hacerse cómplice con nosotros, de nuestra historia, historia de ir a Su encuentro, recordando los días que uno tras otro son muestras de una Gracia y Amor que envuelven, como las manos de un alfarero o un artesano del kintsugi.


«Quizá la vida no es lo que yo quisiera que fuese.
Quizá Dios no contesta nuestras oraciones en el modo en que nosotros pensamos que debería.
Pero Su meta para ti no es la perfección, sino Wabi-Sabi. Es la Gracia haciendo de cosas quebradas algo hermoso». (Mike Foster)

Las cicatrices tiene una forma única, son creadas por las circunstancias, el tiempo, y tantas variables que sólo un Dios omnisciente y amoroso podría entender a perfección, porque además, Él se identifica con ellas, porque Él también las vivió. Sí, esas marcas son Su marca de que vive esto junto con nosotros.
A veces quizá la oscuridad vuelva, y la modestia de tu vida quedará un tanto velada, pero el contorno “imperfecto” de tu vida, tu silueta existente en medio de este Gran Relato, relucirá por entremedio de las heridas, grietas y marcas, la luz hermosa de Quien te ha amado SIEMPRE.




«Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo».
(2 Corintios 4:6-10 lbla)




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