sábado, 9 de abril de 2011

Desamparo y consuelo...

Eclesiastés 4:1, Isaías 51:12, Juan 14:16, Juan 15:26-27, Juan 16:7. El desamparo hiere hasta lo profundo de las convicciones del corazón. Incluso un buen amigo, un maestro, pueden irse dejándonos sin su cariño, enseñanza, consejo y compañía. Dios extendió Su mano y su sabiduría, a Su tiempo lo proveyó en forma humana, luego murió y resucitó, ascendió e impartió Su Espíritu para morar entre y en nosotros para siempre. Siempre. Consuelo por el desamparo, consuelo por la injusticia, consuelo por la soledad, consuelo de todo aquello que nos quita lo que realmente somos en la Voluntad de nuestro Creador es lo que nos provee el Espíritu que fue prometido e impartido. "para que esté con vosotros para siempre" (Juan 14:16b). SIEMPRE.



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Eclesiastés 4:1
Entonces yo me volví y observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol: Y he aquí, vi las lágrimas de los oprimidos, sin que tuvieran consolador; en mano de sus opresores estaba el poder, sin que tuvieran consolador.

Isaías 51:12
Yo, Yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú que temes al hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierba es tratado?

Juan 14:16
Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.

Juan 15:26-27
Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, El dará testimonio de mí, y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Juan 16:7
Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.

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