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Jueves 30 de junio a domingo 3 de julio, 2011
Santiago de Chile
Zarandeo en Chile, 2.
por Félix Alejandro T. H.
Las citas bíblicas son de la versión La Biblia de las Américas (LBLA),
de lo contrario se indicará la versión.
Introducción
Les escribo esto decretando que es para la Gloria del Señor Jesucristo, intercesor nuestro, Rey y Señor nuestro.
¡Cuán amor nos tiene! Que siempre anuncia sus propósitos. Eso es Su misericordia.
Redacto esto asiéndome de varias señales recibidas y recogidas, investigaciones, reflexiones hechas y confirmadas, teniendo la fe de que el Señor se está moviendo a través de Sus siervos, sea dondequiera que estén y quienes sean.
No contaré las circunstancias en que todos estos “datos” fueron recogidos y recibidos, para no extenderme innecesariamente, haré una enumeración y correlación entre ellos.
Parto retomando el mensaje que creo haber discernido en el último documento redactado con referencia al terremoto en Chile de 2010 y los juicios que se fueron anunciando posteriormente de esta catástrofe para Chile. Se especuló que los juicios se traducirían en otra catástrofe similar para el país, asunto que no sucedió pero que siguió latente.
Hago énfasis, como introducción, en dos asuntos que son transversales a las denominaciones, congregaciones o símiles que se hallan en nuestro país: 1) el Avivamiento y 2) Los juicios divinos.
1) La relevancia del tema de un potencial Avivamiento se viene anunciando desde hace tiempo, incluso por predicadores extranjeros que han venido a nuestro país para proclamar tal profecía. Antes era una necesidad, hoy es una esperanza confirmada por esos medios. Pero, nuestro Enemigo no es ignorante de estos asuntos y previendo este mover divino, se le permite “remover las aguas” y crea movimientos y sucesos de repercusión mediática y nacional para apartar nuestra atención y la del mundo profano, con la intención de opacar, y si es posible, abortar un posible avivamiento. Lo siguiente es una reflexión que propongo en este documento: ¿podríamos entender que Dios permite esta prueba para que algunos se hagan cargo de lo que se les confiere como tarea en este avivamiento que se avecina o es posible que se aborte esta bendición divina? Lo más espontáneo y fácil es pensar que efectivamente eso es: desafío y que no hay que perder la oportunidad, entonces la reflexión, para que nos lleve a algo eficaz tendría que ser: ¿qué implicaría esto como proceso, en su anuncio y advertencia, en su instante y en su proyección? En lo personal creo que llegará si o sí, lo triste será que muchos probablemente quedarán excluidos, cuando eran los principales invitados, Dios prescindirá de ellos, en desmedro de que no tendrá la misma repercusión que si los que deberían hoy hacerse cargo de esto no desvelan sus ojos, purifican sus corazones y comienzan a sanear al pueblo de Dios acá en el país de viejas rencillas, celos y paradigmas (y sus métodos) que ya quedaron obsoletos frente a las nuevas necesidades del país. La reflexión a la que se invita lleva a pensar de que si llegase a haber un avivamiento debemos comenzar a preguntarnos qué implica, qué es lo que nos reclama, qué áreas debemos abarcar y comenzar a considerar para abarcarlas, haciendo mucho más eficiente nuestra presencia en ella, potenciando, motivando, formando, entrenando, usando y exponiendo lo que a nivel individual y colectivo poseemos.
2) Los juicios divinos, dados los textos que han sido revelados y utilizados por los que yo conozco han recibido este mensaje de una u otra forma, siempre llevan a textos bíblicos que hablan de un juicio de Dios para con Su pueblo, y Su pueblo no es un país, es la iglesia inserta en un contexto territorial y político dentro del cual tiene una tarea y debería ser la autoridad básicamente espiritual de legislación, restauración y enseñanza. El juicio no es para con el país, sean cual sean sus revueltas y conflictos, el llamado de atención es para con la iglesia que descuidó sus deberes, confundida por el enemigo, endurecido su corazón, insensibilizándose al Espíritu, por el afán de control y racionalización de este “discernimiento”, no interviniendo con todas las herramientas que tiene para prevenir lo que hoy ya arroja violentos y confusos síntomas sociales.
El asunto que motiva esta carta puede comenzar así: Asomándonos al mundo que nos rodea ¿Cómo es que un problema social, con sus manifestaciones o síntomas respectivas, se suceden una a otras en tan corto plazo? ¿cómo es que el ambiente internacional sudamericano rodea este momento nacional? ¿cuál es su contexto mundial? No todas las preguntas son de fácil respuesta, tampoco da a lugar contestarlas todas ahora, pero no hay que ignorar entonces que muchas de las cuestiones que demandan atención hoy de la opinión pública, de los parlamentarios y el gobierno tienen una historia nacional e internacional respondiendo a tendencias, filosofías y principios mucho más antiguos que los debates actuales y sus circunstancias. Esto, esbozado así, demanda una revisión de parte de todos los que manejen algún tipo de conocimiento, y que lo pongan al servicio del Reino de Dios. ¿Usted como autoridad en cierta forma está interiorizado de los potenciales, talentos y saberes de los que disponen quienes lo rodean o están bajo su responsabilidad? Es hora que los ministerios y llamados sean motivados a desplegarse en las urgencias del momento histórico que estamos viviendo.
¿Porqué toda esta introducción y la posterior reflexión a la compilación de revelaciones siguientes? Porque es momento de que, en vez de sólo quedarnos sorprendidos, miedo o temor “reverente” ante el impacto del anuncio, nos detengamos un instante y nos preguntemos ¿cómo es que llegamos a esto? ¿cómo es que permitimos esto, y además, que nos influenciara? ¿cómo debemos implementarnos para estar a la altura de la demanda, de la necesidad, de las carencias, y así no quedarnos sólo con la sensación de alarma y recursos limitados de expiación? Por lo demás, ¿de qué sirven los actos de expiación y quebrantamiento sino nos llevan a cerrar, cauterizar, sanar, educar la fuente que hasta ahora nos es motivo de errores y desatinos?
Señales y revelaciones
Primero. La escena nacional no es casual ni transitoria, como si no acarreara consecuencias. Debemos comenzar a generar un discernimiento, espiritual, intuitivo, intelectual que nos ayude a pronosticar las posibles consecuencias, desde las cuales actuar preventiva y solícitamente. Si por un lado se está predicando un avivamiento, no es azar que junto con estas voces que no son populares en el territorio profano, lamentablemente, tampoco lo son en el ambiente eclesial (institucional fáctico). Un ejemplo: Josué Yrion vino con este mensaje a Chile y halló de parte de muchas autoridades eclesiales evangélicas del país impedimento para poder encontrar sitio desde donde predicar[1]. Otros vinieron o están con el mismo mensaje incluso antes del terremoto anunciado, del año pasado, denunciando los vicios y corrupciones del corazón y moral de la iglesia nacional chilena.
Desde las conferencias de Yrion en la 5ta región, desde esos días, que tenía la inquietud, sabiendo lo que Dios traerá a Chile en un futuro no muy lejano. Recibí una visión en el altar de adoración que se realizó en el Estadio Nacional a finales del año pasado acá en Santiago, visión que testimonié para el video de los intercesores encargados del evento: Dios levantará un poder y movimiento político cristiano que dará un testimonio polémico y fuerte en nuestra nación. Desde ese momento mi pregunta es ¿estamos preparados? ¿qué impide hoy a Chile concebir un movimiento cristiano de tal repercusión y arrastre para que demos testimonio de la justicia del Reino de Dios? No hablo de llegar al gobierno, hablo del testimonio, el referente de Justicia, “la ciudad sobre el monte”, “la luz que no se esconde”, un mover que sacará a las calles y a la opinión pública una fe que se anunciará sin cobardías y mediocridad sus fundamentos y propuestas. Si contrastamos ese horizonte con el ambiente actual, ¿no es de pensar que Dios realmente quiere, con este contexto tan en conflicto, remecer a Su iglesia para que de una vez por todas deje de estorbarse a sí misma y se haga cargo de lo que el país necesita, por evidentes injusticias que arrastramos de generaciones anteriores que dividieron al país de forma transversal, incluso a la iglesia de nuestro Santo Dios?
Este sería el primer punto. Retomando lo que en la introducción dejé como punto 1: Si Dios está remeciendo los cielos y la tierra para hacer germinar un avivamiento, su Enemigo también intentará otro movimiento que distraiga, opaque e intente debilitar a los seres humanos implicados en tal movimiento. No puede ser exacto pero puede efectuar lo necesario para intentarlo. Quizá no sabía quiénes serían exactamente la familia que recibiría al mesías, pero eso no impidió a mover a un Herodes para exterminar a toda una generación de bebés. Frente a este escenario, lo más nocivo para la iglesia sería su comodidad, como siempre a resultado ser, en un momento histórico de la nación en la que se busca una reformulación de la manoseada “Democracia” que la ciudadanía acusa no ver, entonces, se estima que es el momento del auge de los movimientos, ideas y filosofías que resguardan el Humanismo que debiera alimentar esta forma de gobierno, asunto que tiene como trasfondo el Humanismo agnóstico, y en sus formas más populares, una “espiritualidad” gnóstica, fundada desde la teosofía y la nueva era (nombres de un engaño mucho más antiguo pero que se actualizó en el siglo recién pasado), en oposición con lo que la Iglesia (Cuerpo de Cristo) representa y que un avivamiento debería sacar a relucir.
Segundo: el ambiente espiritual. Muchos sentimos, desde nuestras congregaciones o simplemente desde algunos momentos de gran sensibilidad espiritual en lo cotidiano, de que algo está bullendo, que está conmocionado el “cielo”, la esfera espiritual. Entiendo que el Espíritu que se mueve de forma imprevisible porta la Verdad y la Revelación y en la medida que entramos en contacto con Él o nos dejamos inundar entramos en contacto con lo que porta y así a veces nos llegan sus señales y revelaciones. Es por esto tan simple y glorioso que Su mover no tiene miramientos de distinciones “religiosas” como los que hace el hombre, en su necedad y vanas tradiciones, sino que entiende, en lo que podríamos denominar, un “perfecto ecumenismo” que es Él quien bautiza, quien revela, quien reconcilia, quien une. Él está moviendo y uniendo a Su iglesia y a Sus hijos en una comunión no por manos humanos o intereses egoístas, sino sólo por Su perfecto beneplácito, donde y con quienes quiere. Es por eso que podemos encontrar estos anuncios, revelaciones y estudios en tan diferentes lados. Quizá para usted que lee, este es un desarrollo que está demás y que supuestamente me aleja de lo que anuncié para esta sección, pero no lo es si considera que quizá usted tiene la gracia de entender esto así, pero el problema es que es sólo usted y unos cuantos más, pero que la convencionalidad eclesial mayoritaria, institucional, es la que no la entiende así, o sólo la relega a un extravagante tomo de su teología mal utilizada, apoltronada en sus estantes y diplomas, mayorías por las cuales, de alguna manera, estos juicios vienen o se advierten desde la divina providencia.
Con mi novia Natalia M., como nunca antes había sucedido, la misma noche tuvimos el mismo sueño, esto hace unas 2 semanas, sería aprox. la semana del domingo 12 de Junio: La situación: un gran y exagerado maremoto que venía desde la costa llegando hasta una ciudad que parecía Santiago, por los montes que la rodeaban y por la sensación que me daba el sueño, entendía que era Santiago. Digo “exagerado”, porque las olas eran realmente enormes y superaban en altura hasta los edificios más altos de la capital. Me hallaba en la cresta de una gran ola sujeto a algo, que pudo haber sido un trozo de muro, junto a un par de personas, no tenía temor de caer pero sí estaba muy sorprendido por lo que miraba hacia abajo. Otro detalle que me llamaba la atención en el sueño, era que cuando levantaba la vista al horizonte, veía otras olas tan grandes como la que estaba debajo de mí, y en ellas había gente en la misma situación mía: 3 o 4 personas sujetas a alguna superficie sólida, manteniéndose precariamente sobre la cresta de las olas, sin caer. Este sueño lo tuve 2 veces seguidas, me desperté en medio de la noche del primero, y al quedarme dormido nuevamente, el segundo sueño continuó desde otra perspectiva pero la misma situación. Como dije, Natalia M. también soñó lo mismo.
Tercero. No pude llegar a un significado del sueño hasta que tuvimos una reunión de oración en mi casa con un par de hermanas de otro ministerio, Úrsula S. y Claudia M., junto a Natalia también. En medio de la larga oración se nos ministró muchas cosas, de las cuales tuve varias visiones. La que es contingente para este tema es el siguiente: veía el mapa de Chile, dibujado sólo su contorno, el dibujo lo miraba desde fuera del territorio de Chile mirando desde el norte hacia el sur. El país era de color amarillento casi dorado, con muchas manchas como suciedad encima, parecido a óxido, que cubrían el país. Veía aparecer un León (yo le veía desde detrás de él) y el León entró al territorio Chileno desde el norte, rugiendo, a medida que caminaba de un costado a otro. A medida que rugía iba quitando con su rugido la mugre que estaba impregnada de Chile y se iba cayendo hacia los lados, desapareciendo. Mientras iba haciendo esto avanzando hacia la zona sur, el país iba quedando refulgente en un dorado hermoso. Me quedó la sensación de extrañeza de porqué el León iba de Norte a Sur desde fuera de Chile hacia dentro. Luego se me respondería tal inquietud.
(El tema del mover del Espíritu, en un contexto en el que la iglesia está siendo probada y remecida en muchos aspectos, lo venía conversando con un par de hermanos de otros ministerios desde hace un tiempo. El Señor está distinguiendo, levantando, llamando y confirmando a Sus hijos, dispersos en distintas congregaciones, o a congregaciones completas. Pero el proceso tiene una extensión y requerimientos de los cuales no estamos al tanto, no estamos conscientes de la tarea profunda, su extensión en tiempo y tapujos que le implican al Espíritu para poder realizar esta misericordiosa labor. El zarandeo es una labor que puede a Chile, por completo, implicar situaciones que no desearíamos siquiera esperar).
Cuarto. Informaciones indican que es inminente un conflicto de tipo bélico en el norte del país según el fallo del Tribunal de La Haya por los problemas de delimitación de los territorios con Perú y Bolivia. Se sabe que los ejércitos de los 3 países en conflicto ya están preparados y alertados, y el ambiente interno en ellos es tenso. Al menos el Ejército de Chile ya está listo para tal eventualidad.
Quinto. Un amigo, Erik F., me contaba que hace unas semanas su madre había soñado con soldados disparándose en el norte.
Sexto. Mi hermana Magaly P. anoche (miércoles 13), en una reunión de casa-iglesia, nos compartía que en sueño recibió la imagen de, resumiendo, una gran ciudad por la cual caminaba junto a una hermana de ella y una niña que comenzaba con unos dolores fuertísimos al estómago, entremedio que su hermana le solicitaba liberara a la niña de ese mal, ella se acercaba a la casa de un pastor conocido, y notaba que la casa de él estaba sin llave en la puerta y se veía todo muy en paz y ordenado dentro de la casa, inspiraba una sensación de comodidad y tranquilidad, y no se atrevió a entrar, era de noche, pero le quedó la sorpresa de la confianza y con la que los habitantes, despreocupados de la casa, habían dejado abierto, sin llave. Entremedio de eso la niña sanaba, se sobreentendía que ella le había ministrado una liberación que la sanó, la veía a ella muy tranquila y bien, comenzaban a caminar y veía cómo la ciudad comenzaba a derrumbarse, la niña desaparecía, y ella entendía que la destrucción tenía relación con la liberación ministrada a la niña. En eso, inspirada por el Espíritu ante tal situación horrorosa de ver todo comenzar a destruirse, ella reprende al espíritu de Destrucción que se aparte, y en eso, la ciudad comienza a reconstruirse como si no hubiera pasado nada. Entonces se percata que comienza a amanecer. Luego de este sueño, busca un texto, una Palabra con la cual iniciar una reunión de intercesión que debía preparar, y en eso se le entrega este texto: Jeremías 6:26-29
(26) Hija de mi pueblo, cíñete el cilicio
y revuélcate en ceniza;
haz duelo como por hijo único,
lamento de gran amargura,
porque de pronto el destructor
vendrá sobre nosotros.
(27) Te he puesto como observador y como examinador entre mi pueblo,
para que conozcas y examines su conducta.
(28) Todos ellos son rebeldes obstinados
que andan calumniando [andan con engaño (RV09)].
Son hierro y bronce;
todos ellos están corrompidos.
(29) El fuelle sopla con furor,
el plomo es consumido por el fuego;
en vano se sigue refinando,
pues los malvados no son separados [pues los malos no son arrancados (RV09)].
Séptimo. Cuando nos compartió este texto Magaly, espontáneamente Erik nos indica que leamos el versículo 22:
(22) Así dice el SEÑOR:
He aquí, viene un pueblo de tierras del norte,
y una gran nación se levantará de los confines de la tierra.
Indicado éste versículo podemos relacionarlo de inmediato al Cuarto punto de más arriba.
Octavo. Éste jueves 30 de Junio, comentando el contenido de esta carta a mis hermanas de la reunión de oración que efectuamos nuevamente en mi hogar, Natalia recibió estos dos versículos además de recordar que ese pasaje de Jeremías 6:26-29 lo había recibido hace algo más de un mes en medio de un culto en nuestra congregación:
Jeremías 4:27:
Porque así dice el SEÑOR:
Una desolación será toda la tierra,
pero no causaré una destrucción total.
Habacuc 2:3:
Porque es aún visión para el tiempo señalado;
se apresura hacia el fin y no defraudará.
Aunque tarde, espérala;
porque ciertamente vendrá, no tardará.
Comentario. Proyecciones desde este instante.
“El mal prevalece cuando el buen hombre no hace nada.”
No sé si ustedes han recibido información que se pueda asociar y complementar a lo anterior, segundo juicio para la iglesia chilena con consecuencias colaterales en la población de nuestro país. Lo planteo así porque así lo entiendo. En resumen, el llamado de atención es hacia la iglesia. Si miramos al mundo y está como está no podemos culparlo plenamente por su condición, de alguna forma está así porque muchos abandonaron sus puestos, su labor comisionada, de reino, persuadidos por viejos paradigmas o ideas que no hicieron más que corromper el evangelio, encerrarlo, automarginarlo, hacerlo un evangelio indolente, pusilánime, sectario, tímido y sin argumentos. ¿Y para qué decir “evangelio”? El Evangelio no está cómodo allí donde hay necesidad, engaño y opresión - fue la gente, la iglesia en su gran mayoría; hay quienes no piensan y sienten así pero son ignorados por la mayoría, no por no conocerlos sino porque no quieren prestarles atención. La iglesia se ha dejado influenciar por las mañas, vicios y mediocre idiosincrasia chilena. ¿Observa algo deleznable en el carácter promedio de nuestra nación? Bueno, eso que usted observe, entró a la iglesia. A veces conceptualizamos demasiado, hablamos de ideologías, de asuntos meramente intelectuales con los cuales la iglesia no debió haberse inmiscuido junto con el país, o a veces hablamos de grandes espíritus de pecado que no deberían hallar lugar en la iglesia del Santo. Pero no vemos que a veces la mala influencia puede venir de asuntos mucho más simples, camuflados, cotidianos. No habría porqué ignorar los otros aspectos, son tan ciertos como estos que suelen más imperceptibles. Es la incapacidad de organización, de estar abiertos a posturas capaces de integrar la mayor cantidad de herramientas que nos ayuden a llegar e influenciar al mundo sin más limitantes. Porque algunos líderes no saben cómo “lidiar” (como si fuera un combate, quizá mejor decir “organizar”, “motivar”, delegar “oportunidades”) con todos los talentos, inquietudes, dones y llamados que tocan a sus feligreses es que esta causa no avanza, como en otros “frentes” sí lo hace. Como por ejemplo, el católico ¿porqué? Porque tienen una formación en la que respetan el quehacer intelectual, de acción social, se educan y forman para ello. En Europa es lo mismo, el protestantismo tiene esa tradición y trasfondo, en EEUU es igual, pero incluso, la literatura que nos llega de allá se llena de polvo en las estanterías de nuestras librerías cristianas. ¿Y se quejan porque no ha habido respuestas a las situaciones nacionales? ¿O es porque se ha espiritualizado demasiado el mover eclesiástico en nuestro país? Quedarnos con un solo aspecto es lo nocivo, nuestro mover tiene que ser integral. Y a veces ni siquiera llega a ser más “espiritual” que gestos religiosos indolentes a cualquier carisma del Espíritu, que busca una comunicación concreta y literal con nosotros. La liturgia así entendida ha cohibido una real guía y sensibilidad hacia el Espíritu Santo, y así, por un lado, se desprecia el quehacer intelectual, profesional y creativo, y por otro, la formación y desarrollo de un mover espiritual.
Integralidad y visión profética. Quizá podrás sentir que me aparto del tema de inicio, el avivamiento o el juicio, o de las revelaciones entregadas posteriormente, pero no. Me siento confirmado en esta labor sobre todo por un versículo como el de Jeremías 6:27: “Te he puesto como observador y como examinador entre mi pueblo, / para que conozcas y examines su conducta”. Una visión profética tiene nociones, intuiciones o conocimiento instruido sobre el pasado, presente y porvenir de la situación a la cual se enfrenta, pues debe inferir, solicitar y recibir una luz, una guía para poder saber dónde atacar, que llamar a corregir, de dónde vienen las “ataduras”, “lazos”, atavismos, maldiciones, hábitos que nos tienen en el estado actual. ¿Y porqué sería necesaria una visión de este tipo, “profética”? Porque es necesario poder integrar detallada, descriptiva o alegóricamente todo aquello que influye en forma concomitante las circunstancias que nos llevan a una crisis y desafíos. Y es necesario, a veces de forma compleja y variada, debido no a que Dios tenga una solución complicada, que su trasfondo no sea traducible en una estrategia simple, remitida a reducidos modos de ayuda y delegación, sino porque el ataque del Mal, de las tinieblas, de la necedad, de la iniquidad, es intrincada en sí misma y porque el hombre mismo es una compleja (pero no incognoscible) forma de vida que integra de forma codependiente no sólo aspectos espirituales, sino “carnales” (sensitivos, inmediatos, presentes, etc.) y del alma (mente, pensamientos, convicciones, cognición, memoria, etc.) Esto es aplicable desde el individuo hasta sus asociaciones, por lo tanto, es contingente esta mirada tanto de una a otro, como entre denominaciones y grupos sociales cristianos o no cristianos. No estar al tanto de esto, querer ignorarlo o negarlo, es producto de orgullos y prepotencias que ramifican, perpetuán, actualizan y alimentan los celos nocivos, rencillas entre los mismos hermanos, envanecidos cada uno en su diferencia doctrinal (en vez de valorar sus intersecciones y acuerdos), método, estrategias, pensando que es válido en todo ámbito, en vez de pensar que es útil sólo bajo cierto contexto, social, histórico, nivel social, etc.
Discernimiento transversal. Es necesario en lo posible un discernimiento profundo, claro y resolutivo, que lea tanto en el pasado de esta, nuestra condición generalizada, como en el acontecer presente y sus proyecciones posibles a futuro, o sea, un discernimiento volcado al tiempo en que se despliega nuestro ser individual y social, para denunciar, desvelar, sanar, atacar, educar, guíar, influenciar, cada área que conforma a la humanidad, tanto a sus individuos como a sus colectividades: Carne – Alma – Espíritu. Entendiendo por Carne, por ejemplo, su inmediatez, sus hábitos, comportamientos condicionados, traumas que configuran su disposición al entorno y circunstancias, sus apetencias y necesidades básicas y adquiridas, su biología heredada y modificada constantemente por el ambiente y estado de salud, etc.; Alma: su memoria, pensamiento, ideas, sentimientos condicionados e “inherentes”, nivel de discernimiento espiritual, consciencia y estados inconscientes, proyecciones e imaginación, etc.; y Espíritu: porción divina básica que entrega la vida a la vida bios, pero que a la vez puede ser el “órgano” sutil que, cohibido, dormido, “muerto”, como se lo entienda, conecta con la dimensión eterna de los espíritus y de la Divinidad, como el “lugar” donde el Espíritu Santo, al “incubar” (vida zoe) en la persona la posibilidad de comunicación directa con la “dimensión” divina es por la cual establece comunicación y “sintonía”, a veces, bajo un lenguaje y mover no discernibles por la “mente” que está sujeta a procesos racionales y temporales aprehendidos. Habiendo una porción de espíritu, básicamente, en una condición malograda por el pecado de la raza, es que el ser humano llega a tener contacto y ser sensible incluso a los espíritus malignos, así se entiende también que individuos y grupos humanos completos estén bajo su influjo y guía consciente o inconscientemente, manipulando el alma de las personas y condicionando su área corporal.
Me permití esa explicación porque siento que así también se logra entender, dimensionando así al hombre y la sociedad, logramos asociar todas las posibles formas en las que nos podemos desarrollar e influenciar, actuar en estas áreas con todo lo que tengamos, las disciplinas, actitudes y conocimientos que nos ayuden a sanar y guiar, ocupados en éstas áreas de nuestro ser.
De la necesidad propia a la del prójimo. Un paso básico de comenzar este proceso desde nosotros que nos asignamos la tarea de servir a nuestros hermanos y prójimos, es el reconocimiento de nuestra propia necesidad y responsabilidad. Actos y gestos como éstos ya se han hecho anterior y posteriormente al terremoto del año pasado en actos masivos cristianos. Para llegar a un estado de quebranto y arrepentimiento primero tenemos que ser conscientes y reconocer de qué nos estamos arrepintiendo, suena obvio, pero a veces por esa misma “obviedad” es que no nos damos el trabajo de una “inspección”, de una “examen” de la enfermedad, sus raíces y sus síntomas. No basta sólo el mero acto de declararlo y con eso consumar lo que se nos demanda, sino que es un proceso, que si bien necesita del suceso de la declaración y proclamación, requiere de un proceso de investigación, discernimiento, acción, pues conlleva educación, corrección, renovación, etc. Una guía y referente con sensibilidad paternal. Que se vuelva a revelar y buscar el amor como lo entrega el Padre celestial. Lo que necesita Chile es recobrar a un Padre amoroso, de misericordia y firmeza para seguir adelante. Por eso también, un juicio en sí mismo no es ya la condena, sino la advertencia, drástica, pero advertencia, que implicará una condena o veredicto según la determinación que tome el acusado o advertido (Dios-Jonás-Ninive) y esto podría llegar a detener la determinación Divina de una destrucción.
Solícitamente, proactivamente, qué son los asuntos que debemos comenzar a considerar para un avivamiento, por un lado, y a pesar de un juicio a la iglesia. Sin duda las circunstancias nacionales, en particular, son un llamado de atención para la entidad que debería ser la que legisle, enseñe y asista a la nación, primeramente, en el plano espiritual, luego, en un plano de intervención social, política, de individuo a individuo, pero también pensando ya en una influencia mucho más abarcante. Un avivamiento conlleva una ampliación de la mentalidad, un despliegue más amplio de la sabiduría que ya se tiene en áreas antes más precariamente abordadas. No se trata que si somos mejores que antes o no, es que las necesidades y sus formas van cambiando, aunque el trasfondo es el mismo, y lo ha sido siempre, pero a veces hasta el mismo devenir histórico de la sociedad le lleva la delantera a los movimientos de influencia de la Iglesia. A veces llegan a un punto ya no “preventivo” sino de labor luego de que ya ciertas situaciones llegan a su apogeo, a un punto en que se vician y hastían las condiciones y hay una voz que se levanta contra todo pronóstico, rompiendo viejos esquemas, haciendo uso de todo lo que tiene a su mano, no sólo medios espirituales, sino nuevas acercamientos a la doctrina (“nuevos” porque surgen nuevos engaños, nuevas estrategias de las Tinieblas para hacer más intrincada la llegada a la Luz de la Verdad como nuevas astutas perversiones para degradar el plan original de Dios para con la humanidad).
Una catástrofe, un conflicto con signos de violencia, abusos, el desvelamiento de realidades ignoradas, incluso intencionalmente ignoradas, remueven las certidumbres y convencimientos en todas las esferas y áreas del hombre y sus asociaciones y ponen a prueba la efectividad o contingencia de métodos y disposiciones, endurece aún más las altiveces o las humilla hasta el punto de abrir una oportunidad a desaprender lo que ataba y enceguecía y aprender lo que traerá satisfacción y seguridad espirituales.
Lo multidisciplinario y sus instancias específicas. De fondo lo básico e imprescindible es comenzar a cultivar, conocer y atesorar lo que debe motivarnos, que con catástrofe o sin ella, cambie la situación nacional de la iglesia, como institución visible, fáctica o no, es saber que lo que importa es que con urgencia, sagacidad y acopio de los recursos posibles (espirituales, solidarios, profesionales, intelectuales, ministeriales, etc.) mantengamos los terrenos ganados e ir a por otros, esperando así abrir más puertas por donde otros, que antes no habían sido alcanzados por evangelio, esta vez sí tengan la oportunidad, más allegada a sus inquietudes, angustias, necesidades y sensibilidades. Que si bien no todos serán convertidos, la disposición es que sean la mayor cantidad posible, sin afanarse ni en el número ni en la calidad, sino en un equilibrio sabio paternal, en saber discernir que hay momentos para ser un “ejército” y otros una “familia”, saber que la obra la confirma finalmente el Espíritu Santo, a veces siendo nosotros mismos la mano derecha, ignorando lo que hace la izquierda, pero sabiendo que no es nuestro el determinar el juicio justo y perfecto de saber el cómo es que se mueve el Espíritu sino que tan sólo somos siervos, hermanos, amigos. ¿Cuánto de todo esto es lo que se puede reflexionar y hacer desde allí para aplacar los efectos de lo que se venga, buscando ser el lugar de acogida y salvaguarda, de Luz en medio de la Crisis, sabiendo que el mundo en general, va de mal en peor, y que por lo mismo, nuestro actuar, influencia y referencia es cada día más urgente, precisa y preciosa?
Integremos cuanto podamos los nuevos conocimientos, ciencias y revelaciones, atendamos a todo lo que el Señor nos está ofreciendo mediante Su Cuerpo, que Él conoce y reconoce mejor que nosotros, y que esto nos lleve ya no a sólo fijar la mira en la señales y sólo anunciarlas o esperarlas con temor, sino a ir a hacernos cargo de lo que la señal señala.
En Apocalipsis dice reiteradamente “al que venciere…”: Vencer, la palabra original, tenía un uso coloquial militar, que implicaba “conquista”: el que vence no es sólo aquél que resiste en su puesto, sino que va y conquista, es aquél juez que es utilizado por Dios para establecer el derecho Divino, es aquél que arrebata lo que originalmente le pertenece al Creador, es aquél evangelista que es utilizado para ir y rescatar, el Apóstol que va y establece reino, el Profeta que recibe una proyección, que discierne una situación, una denuncia, una estrategia, un Pastor que resguarda la lo conquistado y un Maestro que perfecciona estas labores mediante el conocimiento Divino.
Hay labor pendiente, hay labor demandada, hay labor esperando germinar.
MARANATA!
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[1] (nota agregada posteriormente a la redacción) Y “coincidentemente” el sector de Chile donde no pudo predicar fue en el norte, más en específico, Antofagasta. Ahora, esto no lo destaco por ser él, sino el mensaje que traía: avivamiento, y lo que requiere de parte de quienes quieren ser parte. Lamentable “coincidencia”.
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